Hoy en Turviaje visitamos el templo de Cancho Roano, en el termino municipal de Zalamea de la Serena, en Badajoz. Perteneciente a una de las culturas más enigmáticas de la historia de la Península Ibérica «Los Tartesos». El templo data del año 530 A.C, es una construcción realizada con piedras y adobes.
La cultura Tartesica dejó su sello en la historia por su civilización bastante avanzada y su control de los metales. Desde la Biblia a Platón, todos hablaron de esta cultura y todos comerciaron con ellos, de hecho, en este templo se encontraron tras diversas excavaciones desde cerámica griega traída por los Fenicios, escarabeos egipcios y otros bienes procedentes de varias culturas mediterráneas.
Por su singularidad es uno de los yacimientos prerromanos mejor conservados y de mayor valor arqueológico de nuestra península. En el podemos ver una mega-estructura de unos 2000 metros cuadrados rodeada de un foso excavado en la roca con la intención de que siempre tuviera una fina película de agua en su interior. Su utilidad era la de ser un templo/palacio donde se hacían sacrificios de animales, intercambios comerciales y rituales de diversa índole.
Se encuentra rodeado de 24 habitaciones, que pueden verse por sus cimientos, en el interior podemos observar las estructuras que dan paso a una habitación central donde se puede contemplar el altar que se usaba para los sacrificios y rituales.
En mi opinión, el Templo debía de haber estado rodeado de un asentamiento Tartesico, pues si no, esta construcción no tendría ningún sentido en un lugar como este, tan alejado de todo.
Ahora volviendo a lo que nos ocupa, y con mi intención siempre de aportar mi granito de arena a la mejora de los espacios turísticos, visitar el complejo de Cancho Roano no nos llevará mas de una hora pues lo que allí tienen es como tener un Ferrari y no tener carnet de conducir. En primer lugar, la señalización por la carretera es mala, solo un par de carteles pequeños te indican donde está el reciento, pero debes de estar muy atento, pues a poco que te despistes te pasas el camino, y debes buscar un lugar seguro para dar la vuelta. Al entrar en el camino, el coche vibra incontrolablemente, ya que el firme está marcado por las ruedas de los tractores, y aunque es poco, podemos decir que el acceso puede mejorar bastante.
Una vez hemos llegado, lo primero que se nos pasa por la imaginación al ver el centro de interpretación es que allí debe de haber suficiente información y objetos como para deleitarnos con la historia del lugar, pero nada mas lejos de la realidad, el centro cuenta tan solo con algunos paneles explicativos de las cosas que han encontrado, una maqueta del templo y fotografías de los descubrimientos y el proceso de excavación.
Tienen una habitacion que reconstruye una de las que había en el interior de Cancho Roano y en la cual la iluminación es mejorable.
No hay ninguna figura, ni siquiera una replica de lo que se descubrió en el interior del templo (en definitiva mucho espacio vacio para la importancia del Yacimiento). Las pantallas de los ordenadores interactivos, están tapadas con carteles de modo que no se pueden utilizar, el díptico que nos dieron (o mas bien que cogimos) es una impresión de mala calidad en un folio A4.
Dejando a un lado el centro de interpretación, caminamos por un pasillo de madera al aire libre, rodeado de lavanda y flores que si que es una pequeña maravilla, Pero es solo un espejismo, pues al llegar vemos que los carteles informativos de fuera han desaparecido, el foso del cual os hablé al principio, está lleno de hierbas y hay colillas de tabaco en el suelo. El Umbral donde se encuentra la estela del guerrero está tapado con un cristal para protegerlo pero está tan sucio que no se puede ni mirar a través de el.
Por otra parte, eramos solo 3 personas haciendo la visita, cosa que el responsable que había allí podía habernos acompañado y explicado lo que estábamos viendo, pero no, tuvimos que ir adivinando cada cosa que veíamos.
Dedujimos que debido a la importancia del Yacimiento se inyectó gran cantidad de dinero pero que poco a poco este se acabó y las diversas autoridades no ven o no quieren ver el potencial turístico que Cancho Roano puede aportar a las poblaciones aledañas.
Cancho Roano lo tiene todo para convertirse en un lugar atractivo, tiene el yacimiento, el centro de interpretación y la publicidad, pues National Geographic, en su documental Finding Atlantis, estuvo en este templo Tartesico.
Como ya he mencionado, la importancia de esta cultura en la Peninsula Iberica no merece este tipo de trato, deberíamos concienciar a todos de que no solo los Romanos y los Musulmanes estuvieron aquí, si no que al igual que en los grandes deltas del mundo, hubo una civilización aventajada a su época, y en nuestro territorio, fueron los Tratesos, quien sabe si Cancho Roano nos puede transportar al conocimiento atlante.
¿ Podría ser este un lugar que nos desvelara secretos sobre esta misteriosa ciudad de la Atlantida? Tal vez si, pero en este estado no creo, y sin las inyecciones de capital para continuar explorando me parece que tampoco.
«Un saludo y nos vemos en el camino»
Pedro E. Juzgado