Hace algunos días estuve en Felicitá, una taberna italiana en córdoba, exactamente se encuentra en la calle doctor Fleming número 4, es un lugar acogedor con mesas de madera que da la impresión de ser una típica taberna italiana.
La gastronomía predominante en ella es de la región de Puglia o Apullia, que se encuentra en el tacón de la bota de la península itálica.
Nada más entrar nos reciben con una sonrisa y una calurosa bienvenida, el local está distribuido con un largo pasillo repleto de mesas de madera y sillas de enea, lo cual de la sensación de la comida casera que podemos disfrutar en ella. La cocina está a la vista por lo que podemos ver como preparan nuestros platos, eso genera bastante confianza en el comensal.
Además cuentan con un cocinero italiano de esta región, que nos prepara las pizzas al instante en el horno de leña que tienen instalado junto a la puerta.
Al sentarnos ya podemos comenzar a disfrutar de la música italiana que suena a un volumen agradable el cual nos permite hablar entre nosotros y también tenemos vistas a la calle, donde el continuo pasar de los transeúntes es un estímulo, además Felicitá cuenta con una amplia terraza exterior para los días más calurosos, que en córdoba empiezan en Febrero.
Como cabe esperar, lo primero que decidí tomar fue un vino de la casa, como casi siempre que voy a un restaurante nuevo, en este caso opté por la recomendación del camarero (no sin antes probar el vino, por supuesto) un Vino primitivo, Torregaia, una buena elección con un sabor suave, y buena lagrima en la copa, este tipo de vino viene de la modalidad de uva primitivo, que por cierto es originaria de puglia. Se recomienda servirlo entre 18 y 20 ºC lo que para muchas personas puede parecer que está caliente.
El entrante que me ofreció el cocinero fue un platito de Scamorza Affumicata con Speck que son unos rollitos de jamón rellenos de queso ahumado gratinado y albahaca, esta opción es muy agradable pues la combinación de sabores queda perfectamente integrada, y aunque por el jamón está un poco salado, la hoja de albahaca bien distribuida por el rollito le da ese toque de frescura que lo integra todo.
No debo de dejar de mencionar el pan, puesto que normalmente yo cuando como pasta o arroces no como pan (hay que guardar la línea jajjajaja) pero en este caso siendo pan hecho allí en el restaurante cada mañana era una oportunidad que no podía dejar pasar con grata sorpresa por mi parte.
Como mi intención era probar la mayor cantidad de platos que mi cuerpo pudiera comer, para poder presentaros una gran variedad de comidas (tarea que no pude llevar a cabo, porque la cantidad es mayor de la esperada incluso comiendo medias razones, os recomiendo ir acompañados como mínimo de otra persona más) Mi primer plato propiamente dicho fue un tipo de pasta originaria de la región a la que el restaurante pertenece Puglia.
Se trataba de unos Orecchiette con Polpettine e Sugo di Pomodoro fresco, unos Orecchiette, que es una pasta con forma de oreja, con mini albóndigas y salsa de tomate casera, la pasta estaba cocida al dente, si como yo habéis estado anteriormente en Italia, sabréis que la pasta tiene ese punto, al dente tan característico y que aquí en España nos parece que esta duro, pero que en realidad somos nosotros los que pasamos la pasta de cocción. Las Orecchiette combinadas con la salsa casera de tomate (deliciosamente especiada) y el acompañamiento de las mini albóndigas, el toque de parmesano y la albahaca hace de este plato una verdadera manera de viajar a Italia en cada bocado.
Seguidamente y con mi vino como perfecto acompañante de la gastronomía Italiana, pedí unos Gnocchi con Gorgonzola e noci, unos Gnocchi con salsa de gorgonzola y nueces, Este plato es de una calidad impresionante, me recordaba a Firenze en cada bocado, de todos los quesos italianos que he probado, el Gorgonzola, junto con el Grana Padano son los que a mi entender merecen una alta mención por su sabor fuerte, lo que unido a los Gnocchi y las nueces hacen de este plato una verdadera delicia que bien merece el nombre de la taberna Felicitá.
Como no podía ser de otra manera en un restaurante Italiano, con maestro Pizzero y horno de leña, tenía que probar las pizzas, hechas con auténtica harina de Puglia, y fior di latte, son un fiel reflejo de las pizzas Italianas, su masa extrafina te permite comer hasta el borde, sin dejarte el estómago pesado, como debe ser, el acompañamiento de salchichas en su punto le daba este aspecto tan suculento que podéis ver en la foto.
Casi a reventar de comida me esforcé por dejarle un hueco a uno de sus postres a elegir entre Panna Cotta con Frutti Rossi (panna cotta con frutos rojos), Tiramisú o Brownie con Gelato alla Vaniglia (brownie con helado de vainilla).
Obviamente elegí la Panna Cotta, por ser uno de los postres menos explotados, la untuosidad del postre era espectacular, en el paladar se deshace dejando ese sabor lácteo tan característico, y con la salsa de frutos rojos que resalta aún más el sabor de la crema de leche y la nata unido a las virutas de galleta que la acompañaban y que dan ese toque crujiente que todo postre necesita, el unico pero que puedo ponerle es la pizarra en la que iba colocado, pues después de estar en muchos sitios se hace ya un poco pesado ver este formato de plato, que a veces hace que todo se salga y se desparrame por la mesa.
En opinión general el lugar es muy acogedor, la comida delicadamente cuidada y con sabor típico italiano, buena cocina mediterránea con todos sus componentes, en mitad de Córdoba, donde todo está repleto de restaurantes de todo tipo de comidas, y los mercados (esta moda de ahora que creo que pronto pasará) nos hace apetecible la visita para disfrutar de algo diferente pero casero.
Como la perfección no existe, o es muy difícil llegar hasta ella, y atendiendo al sentido estricto de mi calificación de restaurantes debo decir que si tuviera que poner nota al restaurante seria un 8 / 10, pues aunque todo estaba donde debía estar había pequeños fallos que aunque muy bien disimulados en conjunto, eran perceptibles, mi recomendación es que vayáis a probar la comida, eso sí, acompañados siempre, pues comer es un acto para compartir tanto comida como experiencias.