Hola amigos de Turviaje, ya hace algún tiempo que llevamos andando juntos este camino y compartiendo historias, hoy quiero hablaros de mi último viaje, donde pasé un gran fin de semana en la costa del sol, en esta ocasión el desino elegido fue Torremolinos.
La costa del sol es el principal destino turístico de muchos Europeos del norte que nos visitan cada año en busca del clima y como no, de la comida. La dieta mediterránea y los ricos pescados de esta zona crean un Turismo que incluso parece invasivo, ya que muchos de estos visitantes deciden quedarse a vivir aquí, la mayoría de ellos provienen del Reino Unido.
Al igual que os comenté en el post anterior con Frigiliana, muchos de esos estrajeros que ya viven aqui han creado de los pueblos de la costas del sol su lugar de residencia, por su clima, su belleza y por supuesto su gastronomía
Que encontrarás en este post
Alojamiento.
En este viaje me he alojado en el Albergue Juvenil, o albergue de la Música, un lugar que está bien situado cerca de la playa, pero un poco lejos del centro del pueblo, a unos 3 km.
El albergue está francamente bien, las camas son cómodas y los servicios son bastante buenos, por lo que es un sitio recomendable para pedir alojamiento si vamos a estar un fin de semana.
El albergue dispone de piscina, muy limpia por cierto con lo que tenemos la opción de bañarnos alejándonos de la playa en las horas más calurosas del día.
Lo que no me gusta mucho del albergue es la comida, puesto que la calidad es sumamente baja, repleto de fritos y platos congelados que no dejan mucho a la imaginación, y teniendo en cuenta que el precio ronda unos 16-18€ es algo que en verdad no os aconsejo contratar.
Por todo lo demás el albergue funciona de maravilla, está abierto 24 horas por lo que puedes entrar y salir cuando te dé la gana.
La Carihuela.
Esta famosa playa de Torremolinos es una de las mejores playas en las que puedes estar por esta zona, está realmente limpia y el ambiente es muy tranquilo, salvo en algunos momentos en que algunos jóvenes se desfasan.
Por lo general las instalaciones de playa están bien acondicionadas, como los servicios y las duchas para quitarte la arena que funcionan perfectamente.
La Carihuela, como la mayoría de las playas de Málaga, tiene multitud de chiringuitos donde puedes disfrutar de los manjares del mar, eso sí, los precios son un poco caros, pero mientras as te introduzcas en el pueblo más baratos comienzan a ser.
Hablamos de unos precios de alrededor de 6€ el espeto de sardinas que es lo que mantiene el nivel, pero puedes llegar a encontrarlos por 4€, claro está el tamaño y la calidad van bajando proporcionalmente a medida que baja el precio.
Paseando por el Puerto.
El puerto más cercano al albergue es el de Puerto Marina, pero ya no hablamos de Torremolinos, ahora nos acabamos de Mover a Benalmádena, una localidad muy cercana y vecina, que como está justo al lado podemos acercarnos a ella por el paseo marítimo.
Este puerto deportivo es un lugar exclusivo en el que los restaurantes y las tiendas más caras tienen su lugar, podemos encontrar diferentes estilos de comida, desde la clásica de Málaga a restaurantes de todo tipo, asadores argentinos, restaurantes mexicanos, indios, comida Japonesa, la oferta en este lugar es increíble.
Es en este lugar donde podemos ver a las personas con el nivel de vida más alto paseando por el puerto o simplemente sentados tomando una cerveza o un café en las terrazas de los bares.
No es de extrañar que sea el lugar donde los barcos turísticos y los yates tienen su aparcamiento, por lo que si nos decidimos a dar una vuelta por aquí podemos ver las distintas embarcaciones.
Puerto Marina también tiene un atractivo nocturno de bares de copas en los que podemos pasar una noche agradable disfrutando de un ambiente magnifico muy cerca del mar, la variedad de Pubs y salas nos pueden proporcionar lo que deseemos, tanto una velada tranquila tomando algún coctel o por el contrario una noche de fiesta inolvidable.
Visita al centro de Torremolinos.
Torremolinos no es sol y playa exclusivamente, este municipio que es la Capital de la costa del Sol también lleva detrás la historia contada por hombres de La Mar y eso es algo que podemos ver cuando nos adentramos entre sus calles, en sus barrios de pescadores.
Pero ahora todo eso ha cambiado, los barrios de pescadores han pasado a ser barrios turísticos, como si esa historia ya solo pueda ser recordada. Los turistas pasean por esas calles que antaño eran humildes con la intención de contemplar solo las miles de tiendas que se agolpan unas con otras para vender sus productos.
La esencia de las casas se mantiene pero ¿Qué paso con su gente? Yo creo que han cambiado una industria por otra, La mar ha dejado paso al cuero y a los productos para turistas que son los que han invadido Torremolinos convirtiéndolo en el destino más visitado de Andalucía.
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Calle San Miguel.
Esta es una de las calles a las que me refiero, en mitad del pueblo es una de las calles más comerciales del municipio, repleta de tiendas y con el suelo diferente al resto, se ve que tiene el trazado de ser barrio de pescadores, pero ahora eso pasó a mejor vida, todo es comercios y tiendas orientadas a la venta.
Es una calle Peatonal, a más transitada de Torremolinos y eso se nota en todo el alrededor, la cantidad de bares y restaurantes que salpican la calle es casi demencial, y claro hablando de Torremolinos pues se convierte en un nivel superior.
Al caer la noche, la calle se transforma, el olor de las tapas que salen de los bares hacen que tu estomago comience a llamar a la puerta, los miles de turistas se sientan en las terrazas y comienzas a escuchar las miles de voces hablando en multitud de idiomas diferentes, siendo uno de los puntos más cosmopolitas de Andalucía.
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Plaza de Europa.
Muy cerca de la calle de San Miguel, podemos encontrar la plaza de Europa un monumento a Europa y lugar perfecto para descansar después de haber subido las largas cuestas que llevan desde el paseo marítimo hasta el centro del pueblo.
La plaza está presidida por la estatua de la diosa Europa, que es la que da nombre a nuestro continente y cuya historia comienza con el rapto de la Princesa Europa por parte de Zeus desde la ciudad Fenicia de Tiro hasta las costas de Creta, convirtiéndola en la primera Reina de la Isla.
La plaza de Europa, además de la estatua tiene diferentes árboles, rodeados por unos bancos en los cuales se encuentran los escudos de cada uno de los estados que componen la unión europea.
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La torre de los molinos.
Esta torre que fue levantada por los Nazaríes alrededor del año 1300 se mantiene en pie a la entrada del barrio de pescadores, del centro del pueblo, es una torre de vigilancia que protegía el municipio de Torremolinos.
Pertenece a la cadena de torres que protegían la costa del Reino de Granada, su visión desde abajo es algo ruda y da esa fortaleza que a los atacantes de la época intimidaría lo suficiente como mantener precauciones.
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Plaza de La Nogalera
Un lugar bastante céntrico de Torremolinos y perfecto para disfrutar a la sombra de las terrazas de los bares de la compañía de todos los que allí se dan cita en los domingos al venir de la playa.
La plaza de la Nogalera está repleta de locales donde poder disfrutar de una buena cerveza fría o de algunos helados increíbles, es un sitio muy recomendable para parar a tomar algo fresquito al subir de la calurosa arena.
Hora de Comer.
Después de haber hecho este pequeño paseo por los lugares que visité ahora toca parar a comer, así que os voy a dejar una pequeña reseña gastronómica de dos de los lugares que visite y donde disfrute de los frutos del mar.
En Torremolinos hay demasiados lugares para comer, pero lo más interesante de todo es pasear mientras tapeas en uno u otro, así puedes disfrutar de diferentes lugares que harán que tu paladar te lo agradezca.
La Chacha
EL primero de ellos es un cocedero de marisco llamado la chacha, enclavado en el centro de Torremolinos, tiene una gran fama dentro de la ciudad ya que es muy concurrido y aunque para mí la calidad de sus productos no es muy alta, es una visita que debéis hacer para probar algunos de sus mariscos.
El sitio en cuestión se llama La Chacha, lleva abierto desde los años 50 y por él han pasado miles de personas, e incluso personalidades famosas se han acercado a probar el marisquito de este lugar.
Por mi parte cuando visité La Chacha, elegí un clásico, aunque tienen una gran oferta, las gambas han dejado de traerlas por el alto precio que supone, algo que no entiendo muy bien pues siempre habrá alguien que quiera comerlas.
Como iba diciendo, me decanté por un clásico, unos langostinos a la plancha que estaban bastante buenos, pero no tenían tanta calidad como esperaba.
También elegí una tapa de pulpo en Vinagreta, error garrafal, pues estaba duro como una piedra, y aunque lo único que se podía salvar era el aliño, el pulpo creo que más bien era pota porque ni cocido estaba tan blando como cabría esperar.
Me quede ilusionado de los mariscos que había en las estanterías pero el precio de algunos de ellos me echaron literalmente hacia atrás, casi 100€ por kilo, en eso sí que debía haber calidad pero quizás otra vez será.
Después de dejar este lugar me dirigí calle arriba hacia otro de esos sitios con solera, de los que realmente me gustan.
La Campana
La campana es un lugar que cuando entras te sorprende, una taberna de esas antiguas con solera en la que los barriles de vino de Málaga y vermut presiden la estancia, donde los mariscos son de excelente calidad.
La campana funciona desde 1957 y según nos comentaron antes la barra estaba cerrada y los mariscos se pagaban a parte de las bebidas, eso ahora ha cambiado.
En un lateral de la barra, se encuentran la vitrina de los mariscos, la cual es bastante completa y los mariscos te los preparan al instante, todo es súper-fresco.
Una curiosidad de este local es que cuando te pides tus productos, el camarero anota tu cuenta en la barra con tiza, algo que es bastante curioso y que llama la atención.
En este local, decidí probar las conchas finas, una especie de almeja que se sirve cruda y a la que añadiéndole un chorrito de limón, sal y pimienta se convierte en un manjar.
También decidí probar los bolos o corrucos, también son almejas pero con un gusto parecido al de la ostra, estaban increíblemente frescos e incluso al echarles el limón se movían, el sabor es una delicia.
Por último y como tenía ganas de algunas gambas, decidí pedir un plato de gambas muy finas, he de confesar que son unas de las mejores gambas que he probado nunca.
Todo ello lo regué con un par de copas de barbadillo y un Vermut de barril, que estaba tremendo, un placer haber estado en este lugar y descubrir sus sabores.
Será un adiós o simplemente un hasta luego
Después de haber visto todos estos rincones y algunos más que quizás algún día os vuelva a escribir, me despido de Torremolinos, una municipio con historia y buena gastronomía pero que en mi opinión ha sido invadido hasta tal punto que es más fácil encontrar carteles y atención en Inglés (cosa que a mí no me importa) que en español.
Un pueblo que ha conseguido sobreponerse a la crisis de la pesca para convertirse en referente turístico en toda Europa, me voy con la sensación de haber pasado un gran fin de semana, de haber conectado en parte con mi yo profundo.
Los paseos por la playa, el sentarme a escuchar el mar en mitad de la mañana mientras imagino como serán las vidas de aquellos que se encuentran al otro lado, el descubrimiento de algunos productos que ni siquiera conocía, en fin un placer haber conocido más este pueblo a fondo.
Quién sabe si algún día volveré a pasear por sus calles, a escuchar su mar azul o pisar su arena de la playa, lo que sí es seguro es que me llevo un gran recuerdo de Torremolinos.
«Un saludo y nos vemos en el camino»
Pedro E. Juzgado