Después de haber visto la gran ciudad de Dubrovnik, la perla de Adriático. Llega el momento de comenzar el retorno, pero siempre disfrutando de la vuelta que aún nos quedan sorpresas, hace algunos días en Split nos enteramos de la existencia de un pueblo con una muralla conocida como la muralla china Europea. Ese lugar era Ston, el pueblo de las paredes de piedra.
Que encontrarás en este post
Ston el Pueblo de las Paredes de Piedra.
En nuestro regreso a Italia, para coger el avión desde Verona que nos llevara a España de vuelta, nos topamos con uno de esos lugares maravillosos.
Nosotros no teníamos ni idea de que podíamos encontrar este pueblo en nuestro camino de subida y la sorpresa que nos llevamos es que a 60 km de Dubrovnik se encuentra este pueblo.
La realidad es que mientras te vas acercando al pueblo de Ston, vas viendo una fina línea en la montaña que se nos iba haciendo más clara a medida que nos acercábamos a Ston.
El pueblo en si es muy pequeño, valido para una parada en mitad de un viaje. Una parada agradable, para disfrutar del paisaje y la gastronomía típica de este lugar de Croacia.
Entre montañas y murallas.
Ston es una villa de corte medieval, por el aspecto del pueblo y de las construcciones actuales, en la guerra de los Balcanes tuvo que sufrir mucho ya que todo parece reconstruido.
El pueblo sigue conservando ese trazado medieval que lo caracteriza.
La muralla se comenzó a construir en el año 1333, cuando la zona estaba controlada por el la República Veneciana, que se encontraba en continuas disputas con el imperio Otomano.
Entonces se construyó esta muralla para protegerse de los continuos ataques y así proteger el comercio y a los comerciantes del pequeño pueblo de Ston.
El pueblo se comenzó a enriquecer debido al continuo comercio de la sal proveniente de sus salinas que aún se conservan.
La tranquilidad que se conserva en este pequeño pueblo es digna de admiración, después de venir del ajetreo de una ciudad masificada como Dubrovnik está parada comenzó a recargarnos las pilas para lo que se avecinaba.
Las Murallas de Ston.
La conocida como muralla china europea, se encuentra rodeando el pueblo de Ston.
Se trata de una muralla que en su trazado original era de 7km, de los cuales se conservan 5 que están siendo restaurados aún.
Las murallas de Ston conservan el grado de magnitud que se les presuponía antaño, y recorrerlas no os penséis que es un trabajo fácil.
Toda la muralla es con escaleras, bastante estrechas y empinadas, están en la ladera de una montaña y subirlas cuesta un gran trabajo.
Eso sí, a mitad del camino hay una pequeña torre de vigilancia en la que podéis descansar un momento para recobrar el alieno antes de continuar con la subida.
Vistas desde la Muralla de Ston.
No hay ninguna recompensa mejor que la de contemplar las vistas desde un lugar alto, tan alto que te ha costado subir, y mientras recuperas ese aliento.
No me pude quedar más perplejo al contemplar desde lo alto las piscifactorías que reflejaban el sol en sus aguas, la ría que baña el pequeño pueblo de Ston y de donde proceden sus afamadas ostras.
Las casitas de estilo medieval que crean ese pequeño entramado en un pueblo que debió de ser antaño un lugar de comercio, donde el bullicio recorrería sus calles.
Contemplar este paisaje desde aquí fue un pequeño premio a un esfuerzo increíble al subir las escaleras de las murallas.
Subiendo a la antigua fortaleza
Antes de marchar nos queda una sola subida, la subida a una pequeña fortaleza que defendía las puertas de la ciudad
La fortaleza de Ston es un antiguo cuartel militar que dispone de un gran patio y unas escaleras que suben triangularmente.
Coronada en su parte más alta por usa serie de cañones, da la impresión de ser un lugar inexpugnable, desde aquí tenemos también unas vistas preciosas de la ciudad y su entorno.
El lugar se llama Fort Kastio.
Fin de nuestra parada en Ston.
Llega el momento de decir adiós a este pueblecito de Ston, sinceramente no hay mucho más que ver aquí, tan solo la curiosa muralla.
Pero no puedo dejar de recomendaros que disfrutéis de sus exquisitas ostras y mejillones ya que son el producto local por excelencia.
Ston nos ha sorprendido para bien y es que hablar con la gente local es lo que tiene, si no hubiéramos entrado en aquella tienda a comprar, nunca habríamos sabido de la existencia de esta muralla.
A veces la vida te pone en el momento preciso en el instante adecuado y es que hay que aplicar el dicho de griegos, renacentistas y barrocos Carpe diem.
Esto es una de las cosas que aprendimos en este road trip por Croacia, hay que vivir el momento, hacer lo que te apetezca hacer y no ir con prisas en un viaje, eso es lo que nos da la libertad.
Ahora ponemos rumbo a uno de los mejores lugares que visitamos en nuestro viaje, nuestra última parada antes de regresar a casa, Los Lagos de Plitvice.
Un saludo y nos vemos en el camino.